Las inversiones son garantías de desarrollo de un país o de una empresa y para mantener esta apuesta por el futuro requiere un clima de confianza para todos los actores. El proyecto minero Conga, cuyas reservas se estima en 3 billones de libras de cobre y 11.6 millones de oro, tiene una inversión de 4.8 mil millones de dolares y un valor de mercado estimado de 31 mil millones de dolares en los 15 años de operación. Por tanto, es una gran oportunidad para los cajamarquinos y para el país alcanzar nuevos niveles de vida. El problema es que no todos agentes gana de manera proporcional a su esfuerzo. Los inversionistas tratan de reducir sus costos en la sub evaluación de los impactos ambientales pues después de la explotación, abandonan los pasivos medioambientales, perjudicando a los pobladores de las zonas aledañas y su ecosistema por lo menos durante 50 años. Estos impactos son dificiles de medir y cuantificar, por lo que se prefiere recompensar con obras de infraestructura de alto impacto a partir del canon minero. Lo importante es actuar con transparencia y respetar las leyes y por supuesto tener un estado fuerte que haga cumplir las leyes. Si existe oposición de los pobladores afectados es por que sus quejas nunca han sido atendidas y existe un tradición de no penalizar a las empresas mineras. Esta situación debe cambiar. Con el avance tecnológico, ahora se puede transparentar los estudios de impacto ambiental para que especialistas puedan hacer sus criticas y mejoras. El concepto mas importante es alcanzar un equilibrio, donde todos los agentes sacrifique parte de sus utilidades y alcancen un acuerdo, caso contrario, no habrá futuro.
